No creí poder querer tanto los aviones. En estos casi dos años se han convertido en mi segunda casa. Llegar a un aeropuerto y poder identificarlos por sus motores, formas, puertas, motores es un reto. Pasar enseguida de un airbus 380 o de 747 y admirar su diseño y lo inmenso que son. Al principio no entendía como te puede apasionar tanto algo considerando todas las desventajas que tiene mi trabajo. Y no es que uno se acostumbre a todo ya sea bueno o malo y la resignación te haga quererlo a fuerza es simplemente querer este estilo de vida que te permite entres otras cosas desayunar en Guadalajara y pasar la noche en Cancún para al otro día ir a San Diego de compras. Uno aprende a quererlos, a cuidarlos y celarlos cuando algún inconsciente los maltrata. Definitivamente, ha sido mucho lo que he vivido gracias a la aviación. Aunque sea el mayor tiempo el que me quejo de ciertas actitudes nefastas, machistas e ignorantes, las cuales después les platico, no cabe duda que disfruto mucho volar. (literal)
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a mi me gusta la parte del despegue y la del aterrizaje, es lo unico, el resto del viaje me da panico.
le temo a las alturas.
saludos.
Diablorama dijo...
11:53 a.m.
Pues todos los accidentes o bueno el 90% de estos son en despegues o aterrizajes ahi para que la otra te de mas miedo. jejeje.. saluditos chamaco
Laurisima dijo...
11:16 a.m.
A mí me dan miedo porque luego los chofis son bien manchados y dan vueltas de lado... culeros.
El Mulder dijo...
7:12 p.m.